miércoles, 27 de junio de 2007

Tus Guerreros:

Eshu o Elegguá, es el dueño de los caminos y puertas en este mundo. El es el depositario del Ashe. Los colores rojo y negro o blanco y negro son suyos, y codifican su naturaleza contradictoria. En particular, Elegguá se erige en la encrucijada de los humanos y lo divino, pues el es el infantil mensajero entre los dos mundos. En este papel, no es sorprendente que tenga una relación muy estrecha con el Orisha de la adivinación, Orunmila. Nada puede hacerse en ninguno de los dos mundos sin su permiso. A Elegguá siempre se le hace sacrificio propiciatorio y es llamado antes que ningún otro Orisha, pues él es el que abre las puertas entre los mundos y abre nuestros caminos en la vida. Es hijo de Okuboro que era rey de Añagui. Un día siendo muchacho andaba con su saquito y vio una luz brillante con tres ojos, que estaba en el suelo. Al acercarse vio que era un coco seco (obbi ). Elegguá se lo llevó al palacio, le contó a sus padres lo que había visto y tiró al obbi detrás de la puerta. Poco después todos se quedaron asombrados al ver la luz que salía del obbi. Tres días mas tarde, Elegguá murió. Todo el mundo le cogió mucho respeto al obbi que seguía brillando pero con el tiempo, la gente se olvidó de él. Así fue que el pueblo llegó a verse en una situación desesperada y cuando se reunieron los arubbo (viejos) llegaron a la conclusión que la causa estaba en el abandono del obbi. Este, en efecto, estaba vacío y comido de bichos. Los viejos acordaron hacer algo sólido y perdurable y pensaron en colocar una piedra de santo (otá) detrás de la puerta en el lugar del obbi. Fue el origen del nacimiento de Elegguá como Orisha o santo. Por eso se dice: Ikú, lobi, ocha. El muerto parió al santo. Elegguá es Orisha mayor. Tiene las llaves del destino, abre y cierra las puertas a la desgracia o la felicidad. Es la personificación del azar o la muerte. Portero del monte o la sabana. Es hijo de Obbatalá y Yemu. Es el primero del grupo de los 4 guerreros Orishas (Elegguá, Oggún, Ochosi, y Osun). Ganó con Olófi, Obbatalá y Orula suficientes privilegios para ser el primero: Okana. Ningún Orisha le antecede porque el mismo Olófi dijo: Siendo tú el más chiquito y mi mensajero, serás el más grande de la tierra y sin contar contigo nunca será posible hacer nada. También Olófi accedió a que fuera saludado y a que comiera antes que los demás orishas, así como a ser el primero a la entrada de la casa. Generalmente se acepta que Elegguá tiene veintiún caminos y sus caracoles son veintiuno. Es amigo y protector de Ochun. Sus días son el lunes y martes y todos los que caigan en 3, se celebra el día 6 de Enero y 13 de Junio. Tradicionalmente la figura de Elegguá se encuentra muy vinculada a la Eshu. Eshu es la reencarnación de los problemas que acechan al hombre. No es una figura propiamente satánica porque ningún Orisha representa conceptos puros y todos admiten contradicciones. Eshu no es el diablo aunque está presente en todas las desgracias. Vive en la calle, en la sabana y en el monte y si entra en la casa, hay tragedias. La pareja Elegguá-Eshu constituye la expresión mítica de la inevitable relación entre lo positivo y lo negativo. Para los yorubas, la casa significa el refugio por excelencia, el lugar privilegiado contra los avatares del destino. En su misma puerta reside Elegguá, marcando con su presencia la frontera entre dos mundos: el interno, de la seguridad y el externo del peligro. Pero no puede haber seguridad sin peligro, ni sosiego sin inquietud y por eso la pareja de Elegguá-Eshu es indisoluble a pesar de su oposición. Elegguá protege al hogar y cuando en él se presentan problemas es que ha entrado Eshu, el vagabundo. Para poner ofrenda a Elegguá o Addimú: Aguardiente, tabaco, maíz tostado, coco, pescado ahumado, bollitos, jutia ahumada, manteca de corojo, velas, dulces de todos los tipos, rayadura de coco acaramelado, etc. También hay un adimú principal que es utilizado para todos los orishas, consiste en partir en dos un coco y colocarle mucha miel de abeja como si fueran dos copas y se le presentan al orisha con una vela encendida. Otra ofrenda especial para elegguá es colocarle una cabeza de jutia o sacrificarle un ratón. En la Catolización Elegguá puede sincretizarse con el Niño de Atocha, San Antonio de Padua y el Anima Sola. La celebración de San Antonio con Elegguá parece estar relacionada con que generalmente aparece con un niño en los brazos. Aunque se dice que tienen 21 caminos cada uno de ellos tienen divisiones, dando así un número mayor de ellos. Se dice que son 101, pero es posible que sean mucho más.