miércoles, 27 de junio de 2007

Tus Guerreros:

Eshu o Elegguá, es el dueño de los caminos y puertas en este mundo. El es el depositario del Ashe. Los colores rojo y negro o blanco y negro son suyos, y codifican su naturaleza contradictoria. En particular, Elegguá se erige en la encrucijada de los humanos y lo divino, pues el es el infantil mensajero entre los dos mundos. En este papel, no es sorprendente que tenga una relación muy estrecha con el Orisha de la adivinación, Orunmila. Nada puede hacerse en ninguno de los dos mundos sin su permiso. A Elegguá siempre se le hace sacrificio propiciatorio y es llamado antes que ningún otro Orisha, pues él es el que abre las puertas entre los mundos y abre nuestros caminos en la vida. Es hijo de Okuboro que era rey de Añagui. Un día siendo muchacho andaba con su saquito y vio una luz brillante con tres ojos, que estaba en el suelo. Al acercarse vio que era un coco seco (obbi ). Elegguá se lo llevó al palacio, le contó a sus padres lo que había visto y tiró al obbi detrás de la puerta. Poco después todos se quedaron asombrados al ver la luz que salía del obbi. Tres días mas tarde, Elegguá murió. Todo el mundo le cogió mucho respeto al obbi que seguía brillando pero con el tiempo, la gente se olvidó de él. Así fue que el pueblo llegó a verse en una situación desesperada y cuando se reunieron los arubbo (viejos) llegaron a la conclusión que la causa estaba en el abandono del obbi. Este, en efecto, estaba vacío y comido de bichos. Los viejos acordaron hacer algo sólido y perdurable y pensaron en colocar una piedra de santo (otá) detrás de la puerta en el lugar del obbi. Fue el origen del nacimiento de Elegguá como Orisha o santo. Por eso se dice: Ikú, lobi, ocha. El muerto parió al santo. Elegguá es Orisha mayor. Tiene las llaves del destino, abre y cierra las puertas a la desgracia o la felicidad. Es la personificación del azar o la muerte. Portero del monte o la sabana. Es hijo de Obbatalá y Yemu. Es el primero del grupo de los 4 guerreros Orishas (Elegguá, Oggún, Ochosi, y Osun). Ganó con Olófi, Obbatalá y Orula suficientes privilegios para ser el primero: Okana. Ningún Orisha le antecede porque el mismo Olófi dijo: Siendo tú el más chiquito y mi mensajero, serás el más grande de la tierra y sin contar contigo nunca será posible hacer nada. También Olófi accedió a que fuera saludado y a que comiera antes que los demás orishas, así como a ser el primero a la entrada de la casa. Generalmente se acepta que Elegguá tiene veintiún caminos y sus caracoles son veintiuno. Es amigo y protector de Ochun. Sus días son el lunes y martes y todos los que caigan en 3, se celebra el día 6 de Enero y 13 de Junio. Tradicionalmente la figura de Elegguá se encuentra muy vinculada a la Eshu. Eshu es la reencarnación de los problemas que acechan al hombre. No es una figura propiamente satánica porque ningún Orisha representa conceptos puros y todos admiten contradicciones. Eshu no es el diablo aunque está presente en todas las desgracias. Vive en la calle, en la sabana y en el monte y si entra en la casa, hay tragedias. La pareja Elegguá-Eshu constituye la expresión mítica de la inevitable relación entre lo positivo y lo negativo. Para los yorubas, la casa significa el refugio por excelencia, el lugar privilegiado contra los avatares del destino. En su misma puerta reside Elegguá, marcando con su presencia la frontera entre dos mundos: el interno, de la seguridad y el externo del peligro. Pero no puede haber seguridad sin peligro, ni sosiego sin inquietud y por eso la pareja de Elegguá-Eshu es indisoluble a pesar de su oposición. Elegguá protege al hogar y cuando en él se presentan problemas es que ha entrado Eshu, el vagabundo. Para poner ofrenda a Elegguá o Addimú: Aguardiente, tabaco, maíz tostado, coco, pescado ahumado, bollitos, jutia ahumada, manteca de corojo, velas, dulces de todos los tipos, rayadura de coco acaramelado, etc. También hay un adimú principal que es utilizado para todos los orishas, consiste en partir en dos un coco y colocarle mucha miel de abeja como si fueran dos copas y se le presentan al orisha con una vela encendida. Otra ofrenda especial para elegguá es colocarle una cabeza de jutia o sacrificarle un ratón. En la Catolización Elegguá puede sincretizarse con el Niño de Atocha, San Antonio de Padua y el Anima Sola. La celebración de San Antonio con Elegguá parece estar relacionada con que generalmente aparece con un niño en los brazos. Aunque se dice que tienen 21 caminos cada uno de ellos tienen divisiones, dando así un número mayor de ellos. Se dice que son 101, pero es posible que sean mucho más.

lunes, 18 de junio de 2007

ORÁCULO DE BIAGUE Y ADIATOTO; EL MEDIO DE ADIVINACIÓN CON EL COCO


Oráculo de Biague, es el nombre que recibe el método o sistema de adivinar mediante el uso de cuatro pedazos de cocos, es uno de los subsistemas oraculares de Osha-Ifá. Este Oráculo recibe el nombre porque según el "Patakin" correspondiente; fue un awó adivino llamado Biague quien creó el sistema de adivinar habiendo trasmitido más tarde ese secreto a su hijo nombrado Adiatoto. Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, es obvio que, cuando se proceda a Moyubar para registrar con coco, se deberá invocar a Biague y a Adiatoto pidiendo su irradiación ya que fueron ellos los precursores de la adivinación con los cocos. No obstante lo dicho se observa que generalmente, exceptuando a los Babalawos, los que hacen uso del coco para investigar siempre omiten en sus invocaciones a Biague y a Adiatoto. Hay quien sostiene que el oráculo de Biague da doce letras y hay también quien dice que las cinco posiciones conocidas deben interpretarse como otros Odun. Nos atenemos a las cinco posiciones fundamentales y a las interpretaciones de las mismas, según lo hacían los viejos hace más de cincuenta años cuando sobre Osha-Ifá no pesaba tanto la sombra del mercantilismo. En el coco debemos decir que está el abecé de la adivinación Lucumí, y es su empleo el más elemental del que dispone el creyente para obtener rápidamente las respuestas de un Orisha a las preguntas que se le hacen. La profunda comprensión de este subsistema oracular abre caminos a sólidos conocimientos adivinatorios en Osha-Ifá.
Ahora entramos a detallar el proceso de registro con coco. Antes de pasar adelante, debemos hacer notar que:
1. Sólo debe preguntarse acerca de un solo asunto.
2. El Osha u Orisha contesta afirmativamente o negativamente, en forma lacónica, también deberán ser preguntas breves.
Muchos de los que lean esto, se asombrarán de que al exponer nosotros el significado de las letras del coco aparezcan estas en forma breve cuando, quizás, en alguna oportunidad han presenciado cómo alguien al registrar con el coco se ha extendido en amplias consideraciones y dando extensas informaciones, que además han resultado ciertas. Debemos aclarar que esta información no sólo procede del coco, sino también procede de los amplios conocimientos del sistema oracular y sus interrelaciones, además del Ashé, del don auditivo, vidente o de otro género que podría poseer el oficiante, es decir el Iworo. Es por esto que algunos pueden decir mucho y otros tienen que limitarse a negar o afirmar.
El coco habla con cinco letras nada más, es decir, según la posición que presentan al caer al suelo los cuatro pedazos de coco que lanza el Iworo para interrogar a los Orishas, el que puesto de rodillas los arroja desde la altura del pecho, o si está de pie aproximadamente desde la altura entre los muslos y la cintura, desde ahí es la altura más usual.
Las cinco letras obtenibles con el coco reciben respectivamente los nombres siguientes:
- ALAFIA - ETAWA - EYEIFE - OKANA SODDE - OYEKUN Para el mejor conocimiento del lenguaje de los cocos ofrecemos las notas explicativas de las diferentes situaciones en que pueden caer los cuatro pedazos de cocos, sus nombres y significados: Se llama Alafia cuando caen los cuatro Obí, pedazos de coco, con la parte blanca hacia arriba. En esta letra habla Shangó y Orunla y significa: Sí, paz, prosperidad, gracias. Se llama Etawa cuando trae tres Obí con la parte blanca hacia arriba y uno con la parte negra hacia arriba. Hablan por esta letra: Shangó, Ogún, Yemayá y Oshosi. Esta letra dice: Sí como posibilidad, es decir que lo que se pregunta es posible, pero está sujeto a algunas condiciones tal como hacer un ebbó, darle de comer a un Osha u Orisha, etc., la palabra Etawa significa estar de frente, se confirma. Se llama Eyeife cuando caen dos Obí mostrando la parte blanca y dos con la parte negra hacia arriba. Hablan en esta letra: Eleguá, Ogún, Oshosi y Osun. Es: Sí, rotunda y firmemente, ratifica lo que marcó la letra Alafia si ésta salió antes. Se llama Okana Sodde cuando caen tres Obí con la parte negra hacia arriba y uno sólo mostrando la parte blanca. En está letra hablan: Shangó, Babalu Ayé e Ikú, para algunos Iworos solamente hablan en está letra Shangó y Babalu Ayé. Está letra puede significar simplemente no, también puede suponer algún muerto o al menos una dificultad grave. Se indaga. Se llama Oyekun cuando los cuatro Obí caen con la parte negra hacia arriba; es decir lo contrario de Alafia. En esta letra hablan Shangó y Oyá Yansa. Dice no y anuncia muerte. Es letra mala, se indaga. Alafia es letra buena o mala; buena cuando después cae Eyife o Etawa; mala cuando después en vez de Eyeife o Etawa caen todos los cocos con la parte negra hacia arriba, en Oyekun. Entonces hay que preguntarle al Osha u Orisha qué debe hacerse para cambiar esa letra, o sea, qué ofrenda se debe dar para impedir adversidades de cualquier orden, que es lo que asegura Oyekun u Okana Sodde. Cuando Etawa se repite podemos estar seguros, pero si viene una sola vez, entonces cuidado con eso, se vuelve a preguntar. Etawa tonti Etawa es cuando sale dos veces seguidas la letra Etawa, una tras otra. Es seguridad, afirmación rotunda. Cuando sale Oyekun se vuelve a preguntar en el acto si es el Osha quién habla; porque puede estar hablando algún difunto pariente que nos avisa la muerte de alguien. Se le enciende enseguida una vela y se le pregunta que ebbó quiere, para hacerlo al momento y salvar a esa persona amenazada, pues su salvación está en el ebbó y no se puede perder tiempo. Si el Osha marca Oyekun se cogen los cuatro pedazos de coco y se refrescan metiéndolos dentro de una jícara con agua y con ocho piezas de manteca de cacao. Se sigue preguntando hasta llegar a la plena convicción de lo que dice. Si Oyekun se repite, es decir, sale dos veces seguida, Shangó habla de una persona que está muy mala de posición y aconseja que se le haga una rogación para mejorarle su suerte. A esa persona se le limpia con un pollo negro delante de Eleguá, de la piedra de Eleguá, para que le abra el camino y a Shangó se le da un gallo con su correspondiente jicotea. Es positivo que quien hace esta rogación se va levantando poco a poco y que si no obedece, cada día empeora. En Okana Sodde el Osha u Orisha con mucha solemnidad contesta que no, a lo que se le está preguntando. Ahora, por qué contesta con Okana, es decir tres cocos con la parte negra hacia arriba. Eso es muy delicado. Hay que averiguarlo a fondo porque quiere decir, por ejemplo, que se está haciendo un trabajo que está mal hecho y el resultado será perjudicial. Todos los que están presentes cuando sale Okana se tiran de las orejas. El coco se aprende practicando y poniendo mucha atención. Es fácil y cuanto más sabe el Iworo más le habla Obí. Los hijos de Inle no preguntan con dilogún sino con coco. Etawa: Dice sí, pero como no es seguro hay que preguntar de nuevo. Okana: Dice no y anuncia algo malo, por eso se halan las orejas y se abren bien los ojos. Oyekun: Dice no, es letra mala, anuncia la muerte. Cuando los cocos caen en Okana se le enciende una vela al muerto; habla también Shangó y el que tira el coco se toca el pecho y dice Olufina, luego toca el suelo y dice los rezos y súyeres correspondientes. Cuando cae Alafia debe decirse: “Eyeunle Obatalá, orú ayé.” Y debe repetirse la pregunta para obtener la ratificación de Etawa o de Eyeife. Cuando cae Etawa deben decirse los rezos y súyeres correspondientes. Si esta letra cayó respondiendo a una pregunta debe tirarse otra vez diciendo: “Etawa laguo.” Es decir, pidiendo que se repita Etawa, para afirmar la respuesta. Cuando cae Eyeife de deben decirse los rezos y súyeres correspondientes. Cuando cae Okana Sodde se abren bien los ojos, como ya hemos señalado anteriormente, se tira de las orejas y se dice el rezo correspondiente. Debe interrogar de nuevo como ya hemos visto, para saber si en esa presentación Okana dice simplemente no o es que se presenta alguna dificultad. Reiteramos que en Oyekun se cogen los cuatro Obí y se ponen en una jícara con agua y ocho pedazos de manteca de cacao, para refrescarlos y se dicen los rezos correspondientes. Se enciende una vela a los muertos y se sigue preguntando para saber si es un Osha o un muerto quien habla y qué hay que hacer para contrarrestar la amenaza de esta letra. RITUAL Se colocan los Obí en el suelo, frente al Osha a quien se va a preguntar. Se derraman tres poquitos de agua en el suelo, diciendo: Omí tuto, ana tuto, tuto laroye, tuto ilé. Se procede a moyubar. Después de Moyubar se toman los Obí con la mano izquierda y con la uña del pulgar de la mano derecha se desprende de cada uno un pedacito que se coloca sobre el Osha a quien se va a interrogar diciendo: Obinu iku, obinu ano, obinu eyo, obinu ofo, arikú babagua. Si se le pregunta a Eleguá se desprenden tres pedacitos de coco, si es a Oshún, cinco, si es a Yemayá siete, etc... Es decir, tantos pedacitos como corresponde a la marca del Osha que ha de responder. Entonces se cambia de mano los cocos y tocando con la mano izquierda el suelo y la sopera del Osha se dice: Ilé mo kueo, Shangó mo kueo. Si es a Yemayá: Ilé mo kueo, Yemayá mó kueo. Y así sucesivamente. Estas palabras se dicen tres veces. Los presentes deberán contestar: Akué ye. Entonces se humedecen los dedos de la mano izquierda en el agua que se derramó en el suelo, se toca la mano que sujeta los cocos y se dice: Akué ye aguó, akué omá, arikú babagua. Los presentes contestan: Apkuaña. Se unen las dos manos y se lanzan los cocos, diciendo: Obí alé baké. Cuando se pregunta para otra persona se le presentan los cocos en la frente. Hasta aquí el procedimiento a seguir con el oráculo de Biague. De unos a otros oficiantes se notarán diferencias en el ritual, pero el que siga estas indicaciones puede estar seguro de que estará actuando sujeto a la Regla de Osha e Ifá, sin que esto quiera decir que los que no se ajusten exactamente a estas direcciones lo estén haciendo mal. Los antiguos acostumbraban a moyubar muy extensamente y muchos aún hoy también lo hacen así, otros se limitan a moyubar a los muertos, a los guerreros, a Obatalá y a Shangó y con ello obtienen respuestas a sus preguntas.

martes, 12 de junio de 2007

La leyenda de Elegua

Cuenta la historia que hace muchos muchos años, en el reino fastuoso de un monarca africano, nació su hijo primogénito a quien llamaron Elegua. A los 8 años, el niño era muy precoz, osado y travieso y daba mucho trabajo a sus progenitores. Un día, caminando por la orilla del mar con su guardián, vió un objeto brillar junto a una palmera y corrió a tomarlo. Su guardián trató de impedirlo, previniéndole que podía ser un objeto peligroso ya que se veía raro y tenía dos intensas luces en el lugar de los ojos y una nube blanca y leve salía de su boca, pero Elegua se escapó de las manos de su protector y escolta y corrió a tomar el objeto para llevárselo. Cuando lo tuvo vió que era el fruto de un cocotero y quedó fascinado, entonces oyó una voz que le decía , "cuidame y líbrame de las polillas y los gusanos que querrán comerme con el tiempo; si me proteges, te daré salud y prosperidad". El niño prometió al coco cuidar de él mientras viviera y lo llevó al castillo. Allí contó su historia a su padre y a toda la corte, pero todos se burlaron de él y jugaron pelota con el coco, tirándolo de un lado a otro sin que Elegua pudiera evitarlo, y el consejero del rey le dijo a éste: "tu hijo te dará problemas con esa imaginación que tiene, vamos a esconder el coco para que se olvide de ese invento". Pero ése mismo día el niño enfermó, y tres días después murió. La corte y todo el pueblo lloraron la muerte del príncipe y llamaron a un adivino que les dijo que un genio bueno que vivía encerrado en el coco había sido ofendido y ultrajado y que por eso había muerto el príncipe. A partir de ese momento el rey, arrepentido, mandó venerar al coco y pedir su perdón y protección, pero los ojos del coco nunca más volvieron a brillar. Consultado nuevamente el adivino dijo: "debemos ponerle ojos, boca y oídos para que nos escuche y pueda hablarnos". Así que le incrustaron unos caracoles en el lugar de los ojos y el genio volvió a ver. Luego le incrustaron dos conchas en los oídos y el genio volvió a escuchar sus plegarias. Por último, le pusieron una boca y el genio habló y transmitió toda su sabiduria a aquel pueblo ignorante y lo perdonó. Aquellos caracoles que el adivino usó eran bucios, desde entonces los bucios adquirieron el don y el poder de comunicar a los mortales sus designios a través de la adivinación, así como la voluntad de los espíritus de los muertos y la de los dioses. El coco, a quien pusieron el nombre del príncipe Elegua, fue desde entonces adorado y consultado con respeto por todos los sabios, adivinos y curanderos de todos los tiempos...

lunes, 11 de junio de 2007

Obatala


OBATALA DIVINIDAD CREADORA

Obatalá Orichanlá es el oricha más importante del panteón yoruba, ya que juega un papel muy decisivo en la creación. Obatalá es uno de las pocas divinidades conocidas en toda la región yoruba y aún fuera de sus límitsa que no sucede con el culto de otros orichas. El nombre Obatalá es una contracción de la frase Oba-ti-o-nla (el rey que es grande). Otra interpretación etimológica del nombre Obatalá deriva esta palabra en la frase Oba-a-ti-ala (el rey que se viste de blanco). El nombre Orichanlá está formado de dos palabras: la primera es oricha (dios) y la segunda nla (grande). Este dios, es, sin duda, muy antiguo. Todos los mitos y tradiciones orales lo señalan como hijo de Olodumare. Aunque algunas informaciones dicen que Obatalá nació en Igbo y reinó en lranje, lo que pudiera interpretarse como uno de los muchos casos en la religión Yoruba en que un personaje histórico es deificado, esas mismas tradiciones explican que Obatalá es un dios de los cielos. Según ellas, Obatalá vino a la tierra por encargo de la Deidad. Ningún mito, ninguna información relacionan a este oricha con un personaje histórico; como sucede con el dios del trueno Changó.Según el mito:Olodumare creó al mundo, que en sus orígenes no era más que un gran pantano lleno de marismas y de animales salvajes. Los orichas solían bajar al mundo por medio de grandes telas de araña. Venían a estos pantanos con el propósito de cazar y de entretenerse explorandoestas áreas desconocidas. Estonces se le ocurrió a Olodumare la idea de crear la tierra sólida. El Ser Supremo, llamó a Obatalá y le entregó un puñado de tierra seca contenida en el carapacho de una babosa. También le entregó un pollo de cinco dedos y una paloma.Obatalá bajó al mundo en busca del lugar apropiado para echar puñado de tierra seca. El lugar escogido se llamó Ifé. Una vez que hubo derramado la tierra, soltó al pollo y a la paloma quienes inmediatamente empezaron a regar la tierra en todas las direcciones hasta que gran parte del pantano quedó cubierto.La creación de la tierra tomó cuatro días. El quinto fue dedicado a adorar al Ser Supremo y a descansar. Como Olodumare quedó muy satisfecho con la labor de Obatalá, lo mandó de nuevo a la tierra para que la poblara y embelleciera. Esta vez Obatalá iba acompañado por Orúnmila, el dios de la sabiduría y de los oraculos. Los dos orichas trajeron varios árboles, entre ellos la palma. También trajeron a un grupo de seres humanos creados por Olodumare para poblar la tierra Al frente de estos primeros pobladores iba un hombre llamado Ore-luere.A Obatalá, como a la Deidad, se le da el título de Eleda ( el hacedor) en reconocimiento de su rol como creador de la tierra sólida. Más tarde, Olodumare le asignó una función de mayor importancia y trascendencia: Obatalá sería, desde entonces y por todo el futuro, el creador de las formas físicas del ser humano. Olodumare se reservó el poder de darles vida, pero Obatalá se convirtió en la divinidad escultora de la forma humana, que debía moldear en barro. Por eso él es Alamo Rere (el que trabaja con el mejor barro y moldea los cuerpos humanos). Esa es la razón por la que cualquier imperfección física que tenga una persona al nacer es considerada como debida a un castigo o descuido de Obatalá. Por ello, las personas que tienen defectos físicos deben dedicarse al culto de este dios, sobre todo los albinos, a quienes se les llama Eni oricha (los votarios del oricha). Las mujeres en estado frecuentemente le hacen ofrenda a Obatalá y cuando la mujer acaba de hacer su ofrenda el sacerdote le dice: Ki oricha ya na re ko ni o (que Orichanlá nos haga una buena obra de arte). Obatalá es el dios de la paz y el orden y el protector de las puertas de la ciudad en cuyas entradas se coloca su imagen como caballero con lanza, atendido por una serpiente, una tortuga, un pez y un leopardo.Obatalá es el oricha de la seguridad, lo llaman Adimula (al que se le tiene por seguro). El es llamado Obata Arugbo (el antiguo rey padre) refiriéndose a su carácter de rey y padre de todos los orichas. También se le llama Ibikeji Edumare (el Diputado de Olodumare). Frecuentemente los dioses acuden a él para que interceda en su favor ante Olodumare. El título Alabalese (el Proponente que lleva el cetro) pertenece a Olodumare pero frecuentemente se le da a Obatalá, pues de acuerdo con un mito, cuando bajó a la tierra Olodumare le entregó Odu (la suprema autoridad) para que sus mandatos fueran obedecidos por todos, incluso por los dioses.

Los Yoruba se representan a este dios como a un viejo respetable, bondadoso y autoritario siempre vestido y adornado de blanco. En Ilé Ifé se conservan muchas imágenes de Obatalá; en muchas de ellas aparece acompañado de su esposa Yemowo. En esa ciudad, Obatalá, personifica al cielo y Yemowo, al agua, formando la pareja creadora. En otras partes de Yoruba, Obatalá, el cielo, es el esposo de Oduduwa, la diosa de la tierra.En diferentes partes de Yoruba se le conoce con nombres distintos, aunque su culto y atributos en todas partes son muy similares. En la ciudad de Ifón lo llaman Olufón. En Owú le dicen Oricha-rowu. En Oba lo adoran bajo el nombre de Oricha Oloba. En Ijay le dicen Oricha Ijaye. En Ketou le dicen Ayágguna, en Ejigbo lo llaman Ochagiyan. En Ilé Ifé, la ciudad sagrada de los Yoruba, se le adora con tres nombres distintos según el barrio de la ciudad donde se le venere. Así se le conoce con nombres de Oricha Ideta, Oricha Akire y Oricha Ijugbe. La importancia de este dios es tal, que el Oni, príncipe sacerdote de Ilé Ifé y jefe espiritual de todos los Yoruba debe presentarse a Obatalá el día de su coronación para recibir del rey de los dioses el cetro de autoridad que lo convierte en gobernante divino.Los templos de Obatalá están pintados de blanco, blancas son las cuentas de su collar y sus emblemas están guardados en recipientes de este color que simboliza la pureza. Todos sus sacerdotes y sacerdotisas han de ir siempre vestidos y adornados de blanco. Sus sacerdotes y seguidores sólo pueden comer comida blanca cocinada con mantequilla de Chea y nunca pueden ser cocinados con el aceite rojo de la palma.El agua de sus templos ha de cambiarse todos los días. Una mujer virgen o una anciana de buena reputación, son las encargadas de ir a buscar el agua de mañana bien temprano a un manantial. Han de coger esta agua purísima antes que persona alguna haya maculado con su presencia la pureza del manantial. Con frecuencia y haciendo referencia a este aspecto de su culto se dice de sus seguidores : «Su vida debe ser tan clara como el agua que se recoge del manantial temprano en la mañana».A este dios se le debe ofrecer la varied ablanca y amarga del coquito de Kola, la roja no se le puede ofrecer ni la pueden comer sus seguidores. El vino de palma es tabú para él y para sus fieles, pues según el mito, Obatalá se vio envuelto en graves dificultades por beberlo.Obatalá, como se puede apreciar, es el oricha más importavnte del panteón Yoruba. Como a la Deidad no hay que rendirle culto, toda la actividad religiosa se vierte en los orichas y principalmente en Obatalá, el Vice-Regente de Olodumare. El papel tan importante que desempeñó en la creación de la tierra y de los hombres, los atributos excelsos que posee, su relación íntima con la Deidad, parecen indicar que hubo un proceso de desplazamiento de la Deidad por su hijo Obatalá.


Por Mansa Cholan

"Ikú Lobbí Osha"


“Ikú Lobbí Osha" ("El Muerto Parió al Santo"):


Esto quiere decir que cuando el primer santo se hizo en la tierra, los poseedores del secreto del Osun habían muerto ya, y fue necesario que transmitieran su ciencia a través de un médium (o media unidad). El eggun de un mayor africano pasó a través de un espiritista para enseñar cómo era que se hacía la ceremonia de asiento o coronación. A partir de entonces, los eggun reciben atención no sólo en las ceremonias, sino todos los días de la vida de un religioso”..

domingo, 10 de junio de 2007

Ori

Ori es el Oricha mas grande de nuestra religion. Ori es el dios personal de cada ser humano. Ori es el yo propio, el centro la cabeza interior que simboliza la libertad del espiritu encarcelado. Cuando vamos a nacer, nos presentamos en frente de Olodumare con nuestro Ori y escogemos quien va ser nuestro angel de la guarda y en ese momento entran los iré que dicen, "Yo tambien los acompaño, yo soy iré omo, iré oguó, iré achó" etc. Pero como tampoco todo puede ser bueno, llegan los osogbos y dicen "si los ireses van nosotros tambien vamos". Ya con nuestro angel de la guarda escogido, nuestros ireses y osogbos, escogemos quienes va a ser nuestros padres, en que païs y a que raza vamos a pertenecer. El destino de un hombre depende de que clase de Ori haya elegido en el cielo.
Ori es el símbolo de la predestinacion. Es la suerte buena y mala del ser humano, es la dharma y el karma. Cada Ori es distinto y siferente, y es reconocido como el dios personal y el mas interesado en que se cumpla lo pactado con Olodumare. Muchas veces el mismo hombre hace cambios y Ori los accepta como cambiar los osogbos por ireses. Ori recibe sacrificios regularmente donde el angel de la guarda es su interprete. Ori es el emblema de adoracion personal de cada ser humano.

El sacrificio en nuestra religion

Según cuenta la tradición, hallada en la memoria de un Babalawo yoruba, en una ocasión el rey de Benín fue a consultarse con sus adivinos y estos le dijeron que debía ofrecer algún sacrificio a los orisa y/o a los ancestros pues, de lo contrario, su hija, Poroye, "perdería su camino". En aquel momento el rey se negó rotundamente a llevar a cabo el sacrificio porque pensó que era imposible que su hija pudiera perderse. En ese tiempo la madre de Orunmila era dueña de una antílope, llamada Siere, quien era la que se encargaba de hacerle las marcas faciales a los hijos de Orunmila, es decir, a los iniciados que conocían el secreto ancestral de la adivinación. A causa del exceso de trabajo, Siere se hartó y decidió escapar hacia el boque. Inmediatamente, al darse cuenta de lo sucedido, Orunmila se dio a la tarea de atraparla, lo que le tomaría dieciséis días. Siere corrió por la sabana huyendo y Orunmila la persiguió. Sierre corrió hasta adentrarse en el bosque de Alabe, hasta que cayó en un pozo y Orunmila, al tratar de atraparla, cayó también siéndoles imposible salir de allí. Después de siete días de estar atrapados, Orunmila escuchó la voz de una mujer que iba cantando. Esa mujer era Poroye, quien andaba perdida en el espeso bosque hacía algunos días. Al pasar cerca del pozo, Poroye se dio cuenta de que allí estaban Orunmila y Siere sin poder salir. Orunmila le rogó a Poroye que lo sacara del pozo y que a cambio él le daría lo que ella deseara. La joven aceptó el trato y los sacó del pozo. Una vez afuera, Orunmila agradeció profundamente el gesto de Poroye y le dijo que le pidiera lo que ella quisiera. Ella, siguiendo su más genuino deseo, le dijo a Orunmila que quería tener un hijo. Él accedió a tener relaciones sexuales con Poroye. Sin embargo, Orunmila le advirtió a la joven que, debido a que sus tres esposas no debían enterarse de lo sucedido, ella no podría vivir con él. Finalmente ella estuvo de acuerdo y con el tiempo nació una niña que fue llamada Olomo. Pasaron algunos años y un día Orunmila le pidió a sus sirvientes que le trajeran una esclava ya que él debía llevar a cabo un sacrificio en honor al ancestro que lo protegía. Sus sirvientes obedecieron su orden y le trajeron la esclava que Orunmila necesitaba. Esa esclava era la misma Olomo. Debido a que Orunmila nunca la había visto, evidentemente no la reconoció, y le dijo que su sacrificio se llevaría a cabo en tres días y, mientras tanto, ella debía realizar algunas labores para que el rito venidero resultara exitoso. Mientras Olomo realizaba dichas labores comenzó a entonar una canción cuya letra decía: "Yo soy hija de Poroye, si hubiera tenido padre ellos no me hubieran atrapado para sacrificarme." En ese momento, las tres esposas de Orunmila, a saber, Odu, Osu y Osun, le avisaron a éste que la esclava estaba cantando estribillos extraños. Orunmila llegó de inmediato y, al escuchar el estribillo, le preguntó a la esclava que cómo sabía la historia de Poroye, la cual era tema de su canción. Olomo le contó que su madre, llamada Poroye, ayudó a salir un hombre que estaba atrapado en un pozo y éste en recompensa había tenido relaciones sexuales con ella con el fin de brindarle un hijo que no era sino ella misma. Orunmila comprendió que a quien él iba a sacrificar era a su propia hija. En ese momento las tres esposas de Orunmila le reclamaron por todo lo acontecido. Él justificó ante éstas la relación que había tenido con Poroye diciéndoles que aquella mujer le había salvado la vida y, en recompensa, el accedió a su petición de brindarle un hijo. Finalmente Olomo fue liberada y su sacrificio fue sustituido, por órdenes de Orunmila, por el de una cabra. Desde entonces el sacrificio humano ya no tendría lugar jamás. A partir de ese momento, sería el sacrificio de animales lo que caracterizaría todos los ritos sacrificiales hasta nuestros días. Indudablemente de este patakí -narración mitológica concerniente a los orisa y ancestros que tiene como propósito principal marcar un precedente moral, ético y ritual- podrían extraerse una cantidad considerable de aspectos histórico-culturales, los cuales, analizados en su contexto, son fundamentales para la comprensión del pensamiento religioso yoruba y, por consiguiente, santero. Sin embargo, ante su evidente polisemia, nos vemos obligados a resaltar dos aspectos que resultan ser necesarios para esta exposición, a saber, el hecho de que el sacrificio de Olomo fue sustituido por el de una cabra, siendo esto la marca de una transición ritual en la cual el animal se convertiría en el nuevo eje de los ritos sacrificiales. Por otro lado, el hecho que este sacrificio estuviese destinado al ancestro protector de Orunmila, lo cual introduce una legitimación yoruba de los rituales santeros que refieren al sacrificio de animales. Pero, ¿por qué interesa traer a colación este tema? Interesa inmensamente porque en repetidas ocasiones me he topado con ciertas opiniones expresadas tanto por no-iniciados (aleyos) como por iniciados en la Santería, en las que el sacrificio de animales se legitima con base en otras prácticas religiosas, a saber, las halladas en el Viejo Testamento. El Cristianismo (católico), que fue traído a América hace más de 500 años e impuesto a la brava como religión oficial, goza, desde aquel entonces, de una posición privilegiada, a decir de la propia iglesia, la cual lo coloca como el gran modelo religioso universal. Sin embargo, antes de tratar de descalabrar esa arrogancia terrible, muchos santeros(as) y babalawos creen que si la Santería, desde su posición proscrita por la misma iglesia, logra justificar sus rituales con base en rituales similares encontrados en pasajes de la Biblia, entonces estos rituales santeros encontrarán una legitimidad innegable porque, como dijo un santero que escuché una vez: "si hasta ellos lo hacen debe ser algo normal, ¿no?" No empecé a la innumerable cantidad de acusaciones que a la Santería le han hecho tildándola de satanismo etc., el sacrificio de animales en dicha religión posee justificaciones propias que indudablemente nada tienen que ver con estas acusaciones sino con la tradición religiosa de la cual es heredera, a saber, la yoruba. Con el propósito de establecer la diferencia existente entre el sentido de sacrificio hallado en el Viejo Testamento y en las prácticas santeras, debemos echar un vistazo rápido al libro de Levítico, ya que éste ha sido utilizado en ciertas ocasiones por iniciados en la Santería para justificar los ritos sacrificiales de esta religión. En el libro de Levítico, específicamente desde el versículo 1 hasta el 7, se nos relata la historia de cómo un día Yavé llamó a Moisés y le ordenó que le sirviera de mensajero ante los hijos de Israel instruyéndoles detalladamente el método para llevar a cabo los sacrificios propiciatorios en su nombre. De igual forma, Yavé le dijo a Moisés que estos sacrificios, siempre y cuando se hicieran según las disposiciones prescritas, serían bien recibidos por él y, a cambio, los pecados de la persona que ofreciese dicho sacrificio serían perdonados. Evidentemente, y a diferencia de la tradición yoruba, en este pasaje del Viejo Testamento el sacrificio y el modo en que éste debe llevarse a cabo, ambos, están dados por Dios a los hombres a través de la revelación a Moisés y, en segundo lugar, el propósito principal del sacrificio, según se presenta en dicho pasaje del libro de Levítico, es lograr el perdón de los pecados. Sin embargo, contrario a esto, el sacrificio de animales en la Santería está determinado, en primera instancia, por el rito de la adivinación, lo cual evidencia la existencia de una característica fundamental entre muchas religiones endógenas de África, a saber, la ausencia de una revalación divina y, por el contrario, la persistencia de conocimientos ancestrales que han sido transmitidos a los hombres y mujeres desde los primeros tiempos, aquellos, según los yoruba, en los que la humanidad y los orisa convivían en este planeta. En este sentido, jamás algún animal se sacrifica caprichosamente. Cada sacrificio responde a la solicitud, a través de los métodos de adivinación, de algún orisa o ancestro que requiere de uno o varios animales para poder resolver la situación que la persona consultada quiera solucionar. Generalmente los orisa y ancestros solicitan que les sea ofrecido uno o varios animales (especificando el tipo y el género) en el caso de que la vida o el bienestar de la persona consultada estén en juego. En este sentido, el sacrificio no es un instrumento mediante el cual se pretenda redimir pecado alguno ya que en la Santería no existe tal concepto. En la Santería ni el hombre ni la mujer son concebidos como depositarios a priori de cierta(s) culpa(s). El sacrificio, según la cosmovisión santera, es la vía mediante la cual puede ser restaurado un proceso que haya sido interrumpido. Cuando escribo proceso me refiero a un ritmo. Cada quien nace con un ritmo específico, un ritmo espiritual en la vida, que no debe ser interrumpido ya que si es asi, entonces la persona no podrá realizarse plenamente. Sin embargo, cuando este ritmo ha sido trastocado, por las razones que hayan sido, entonces se requiere del sacrificio de un animal para restaurarlo. La sangre del animal, ofrecida a algún orisa y/o ancestro, es capaz de restaurar dicho ritmo porque ella está ligada directamente a un ritmo en el cuerpo del animal. Se cree que el ritmo sanguíneo del animal es el que restablecerá el ritmo perdido de la persona. Entonces, el sacrificio es un ofrecimiento específico de energías, que al ser aceptadas por algún orisa y/o ancestro, éstos las devolverán del modo específico en que la persona las necesite. Retomando lo escrito arriba, la sangre del animal por sí sola no sería capaz de restablecer el ritmo perdido de la persona. Dicha sangre tiene que, por obligación, ser recibida por algun orisa y/o ancestro para que pueda surtir los efectos deseados. Es como decirle al orisa y/o ancestro: "le ofrezco el ritmo sanguíneo de este animal para que sepa que quiero que usted me restablezca el ritmo que yo he perdido". Por otro lado, mediante el sacrificio de animales se busca limpiar a la persona en cuestión de todo tipo de calamidades o máculas espirituales. Un ejemplo claro de esto es el llamado cambio de vida, rito mediante el cual la enfermedad de una persona se tranfiere al cuerpo de un animal y éste es sacrificado. El animal o los animales que se utilicen en este ritual sacrificial, el del cambio de vida, cumple con una función muy clara y esta es la de fungir como víctima de recambio. Es decir, se mata al animal para no que no muera la persona enferma, por ejemplo. Pero, no siempre se sacrifican los animales que funjan como víctimas de recambio. En ocasiones los orisa y/o ancestros, a través de la adivinación, requieren que la persona se limpie con cierto animal y una vez terminada la limpieza, la persona debe dejar libre al animal sin necesidad de inmolarlo. De igual forma, en ocasiones piden que la persona tenga cierto animal específico como su mascota en su casa. Dicho animal se convertirá en el guardiero de la persona y a su vez, se cree que en dicho animal habitará parte de la fuerza de vida (asé) de cierto orisa. Este animal al ser dedicado a cierto orisa se caracteriza por traer un collarín hecho ya sea con cuentas o con cintas de los colores emblemáticos del orisa concerniente. Si por ignorancia ritual algún iniciado vende, maltrata o sacrifica un animal guardiero, se cree que el orisa concerniente lo castigará trayéndole desfavorabilidad a su vida (8). Luego de haber expuesto, a grandes rasgos, las razones que dotan de sentido al sacrificio de animales en la Santería, podemos concluir afirmando que este ritual posee justificaciones propias que distan de las encontradas en el Viejo Testamento, específicamente en el libro de Levítico. A no ser por el hecho de que lo que se sacrifica en el ritual funge como víctima de recambio, aspecto que encontramos también en el pasaje del libro de Levítico, no hay otra similitud que hayamos podido observar. De igual forma, resulta estéril justificar prácticas religiosas con base en otras que ya no tienen vigencia en el ritual cristiano (católico), y más aún, que son condenadas por la iglesia misma. Aunque la Santería posee prácticas tomadas del Cristianismo, las cuales fueron incorporadas, en principio, por razones de resistencia esclava durante la época colonial española en América, no por ello se debe concluir que cualquier tradición cristiana necesariamente justifica y le brinda legitimidad a las prácticas santeras. Finalmente, la posibilidad del ejercicio comparativo entre religiones no debe ser anulado pero debe llevarse a cabo con base en criterios de paridad y no de subordinación.

Cosmologia Yoruba


Un antiguo mito, que revela cómo se transponen al tiempo mítico las determinaciones del tiempo histórico, supone que de Ifé, ciudad sagrada, se dispersaron los nietos de Oduduwá -fundador legendario- y que sus nombres dieron a su vez nombre y origen a la primera generación de estados yoruba: Owu, Ketu, Benín, Illa, Sabe, Popo y Oyó.
La cosmogonía yoruba se basa en la idea de una entidad superior, integrada por tres divinidades, Olofi, Olodumare y Olorun. La primera de ellas creó el mundo, que inicialmente sólo estaba poblado por orishas o santos. Posteriormente repartió su poder ("ashé") entre los santos ("orishas"), que en adelante son los encargados de intervenir en los asuntos humanos y de abogar por los hombres ante Olofi gracias a la mediación del juez supremo o mensajero principal, Obatalá.
Como en la mayoría de las lenguas del África Negra, "el poder" se expresa entre los yoruba mediante una palabra -ashé-que significa "la fuerza", no en el sentido de violencia sino en el de energía vital que engendra una polivalencia de fuerzas y determina desde la integridad física y moral hasta la suerte.
En todas las creaciones culturales del conjunto de sus pueblos está contenida la cosmovisión yoruba. Propia de sociedades donde toda acción es realizada, interpretada y vivida como parte de un todo ontológico orgánico -y no precisamente religioso-, esta cosmología encierra la idea de que el orden de las fuerzas cósmicas puede ser perturbado por acciones inmorales cuyo efecto es desequilibrante y perjudicial para la humanidad, para la naturaleza y para sus autores.La unidad entre naturaleza y ética constituye en estas culturas una determinación cósmica y consiguientemente un principio para el ejercicio del poder, una condición de su aplicación benéfica. Los cuentos tradicionales de la cultura yoruba entrañan generalmente el castigo para los gobernantes despóticos y para los irreverentes con las fuerzas de la naturaleza.